La radioterapia ha sido un motive de controversia y una gran dificultad, digamos, para los pacientes con cancer en Chile en los últimos 40 o 50 años. Hemos tenido episodios en el que ha mejorado la calidad y el acceso a radioterapia, tanto para los pacientes del servicio público como para los pacientes del servicio privado. En eso ha habido varios hitos. Un hito muy importante que diría yo que es la fundación de radioterapia moderna en Chile, en cierto sentido fue una auditoria que hizo la agencia internacional de energía atómica en los anos 70.
En ese momento hubo una recomendación a nivel internacional de hacer un mejoramiento radical de los servicios de radioterapia dado las muy malas condiciones que estaban, y eso motivo que hubiera por parte del gobierno que hubiera inversión en centros y en máquinas de radioterapia, y por otra parte que hubiera un cierto mayor interés entre los médicos por conocer y practicar la especialidad.
Después de eso hubo un periodo de estancamiento, yo diría que la especialidad salió de estancamiento probablemente a finales de los años 80 o comienzo de los 90, hubo un interés por inversión y del desarrollo tecnológico, es decir, por adoptar las tecnologías que en ese momento eran conocidas como tecnologías bastante estándar y de aplicación universal en los países desarrollados y el mayor empuje lo tuvo la gestión del instituto nacional del cancer y del médico director del instituto nacional del cancer a fines de los 90 en que el estado se embarcó en un proceso de renovación de equipos de radioterapia y de la ampliación de las ofertas de radioterapia para los pacientes de servicio público.
Con eso se modernizaron algunos centros de radioterapia y se abrieron otros centros de radioterapia que anteriormente no existían, específicamente el centro de radioterapia en Valdivia, en Puntarenas y el que está próximo a implementarse en la ciudad de Talca. De manera que con eso hemos cerrado un poco la brecha que hay en las necesidades de tratamiento de radioterapia para la población. Hace 15 años se calculaba que la cantidad de tratamientos de radioterapia que no se lograban hacer por falta de equipos y por falta de personal en el país eran del orden de los 8,000.
En este momento, ese déficit prácticamente no existe, gracias a la inversión y renovación de los equipo. Al mismo tiempo, las clínicas privadas, como el hospital en el que yo trabajo han decidido invertir y renovar la tecnología con lo que estamos llegando paulatinamente a acercarnos a lo que sería en el sigo 21 la especialidad, digamos que es muy próximo a alcanzar el nivel de los países desarrollados en términos de la oferta, la calidad de la tecnología de radioterapia que se puede hacer a los pacientes.
¿Se están implementando nuevas técnicas en Chile?
Si. El hito de los años 70 fue el paulatino abandono de los equipos de cobalto, a favor de los aceleradores lineares en la época que eran aceleradores lineales de baja energía. A fines de los 90 estaba hecha la inversión de aceleradores lineales en alta energía en la Universidad Católica, que es el lugar donde actualmente trabajo. El Dr Pelayo Besa fue el primero en Chile en implementar la técnica de radioterapia con intensidad modulada. Esto es un tremendo estímulo para nuestros centros para también implementar las técnicas, poder ofrecer tratamientos más seguros, y, tratamientos de mejor calidad para los pacientes.
Finalmente el proceso que estamos viviendo ahora, que es la masificación, incorporación de técnicas, muy especializadas.
La fundación Lopez Pérez, por ejemplo, esta hace un año o dos años haciendo radioterapia intraoperatoria en algunos canceres. Ellos están implementando técnicas de radiocirugía estereotáxica intracraneanas que es, a mi juicio, lo que va a ser el pilar fundamental de la radioterapia en los próximos 20 o 30 años. Nosotros en la Universidad Católica estamos haciendo exactamente lo mismo tal vez con distintas marcas. También estamos desarrollando un programa de radiocirugía estereotáxica intracraneanas, y radioterapia guiada por imágenes.