A pesar de su mala reputación, la comida basura, la comida rápida y los refrescos no son el origen de la epidemia de obesidad de Estados Unidos, afirman unos investigadores de la Universidad de Cornell.
Aunque esas comidas azucaradas y ricas en sal quizá no sean buenas para su salud, los científicos no encontraron una diferencia significativa en la cantidad de esas comidas que consumían las personas con sobrepeso o de peso normal.
Según los investigadores, el problema real es que demasiados estadounidenses comen demasiado.
"Se trata de comida que claramente es mala para uno, y si se come en exceso se engordará, pero no parece ser la principal responsable de que las personas tengan sobrepeso y obesidad", dijo el investigador líder, David Just, codirector del Centro de Economía Conductual Cornell, en Ithaca, Nueva York.
"Para el 95 por ciento del país, no hay una relación entre cuánta comida rápida y comida basura comen y el peso", apuntó Just. "Debido a los malos hábitos que tenemos, con todo lo que comemos, simplemente eliminar la comida basura no logrará nada".
Pero eso no significa que comer comida basura esté bien. "Esas comidas no son buenas", advirtió. "No hay ninguna justificación para que los refrescos formen parte de la dieta".
Just dijo que se necesita un abordaje más amplio para combatir la epidemia de obesidad. "En general, comemos demasiado. Debemos reducir nuestro consumo total. Debemos hacerlo mejor con respecto al ejercicio", recomendó.
La dieta y el ejercicio son la clave para perder peso, dijo Just. "Ese consejo no tiene nada de llamativo", dijo. "No es magia, no es una panacea".
El informe aparece en la edición del 5 de noviembre de la revista Obesity Science & Practice.
Para el estudio, Just y su colaborador Brian Wansink, director del Laboratorio de Alimentos y Marcas de la Universidad de Cornell, usaron la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición en los hogares de 2007-2008 para analizar a una muestra de 5,000 adultos de Estados Unidos.
Los investigadores encontraron que el consumo de refrescos, dulces y comida rápida no se vinculaba con el aumento de peso en el 95 por ciento de la población. Las excepciones son las personas que se hallan en los extremos del espectro del peso: las que tienen una falta de peso muy notable y las gravemente obesas. Esas personas comían más comida rápida y menos frutas y verduras, reveló el estudio.
Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico de la Universidad de Nueva York en la ciudad de Nueva York, dijo que "hay que tener cuidado y no malinterpretar que los hallazgos del estudio signifiquen que comer comida rápida y dulces y beber refrescos no afecta la salud de niños y adultos".
La investigación ha vinculado la comida rápida, los dulces y las bebidas endulzadas con azúcar con la enfermedad cardiaca, el aumento de peso, la diabetes tipo 2 y un mayor riesgo de morir de enfermedades cardiacas, advirtió.
"Como anécdota, las dietas de los pacientes que atiendo que tienen problemas con el sobrepeso o la obesidad con frecuencia son ricas en comida basura y azúcar", comentó Heller.
Los alimentos altamente procesados tienden a provocar antojos de más de lo mismo, debido a su composición química y a la respuesta fisiológica del cuerpo, explicó Heller. Esos tipos de dietas pueden resultar en un círculo vicioso de comer y antojarse de alimentos menos saludables, añadió.
"Como dietista registrada, mi meta es animar a las personas a estar sanas, no flacas", dijo Heller. "En lugar de recomendar que cuenten calorías, lo mejor es enfocarnos en elegir alimentos saludables y asequibles, crear estrategias para cuando comamos fuera y disfrutar de alimentos menos procesados".
Fuente: Medline Plus