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Unas directrices menos estrictas sobre las pruebas del APE podrían pasar por alto los tumores agresivos, según un estudio

24 Sep 2015
Unas directrices menos estrictas sobre las pruebas del APE podrían pasar por alto los tumores agresivos, según un estudio

Unas directrices menos estrictas sobre las pruebas para el cáncer de próstata podrían retrasar el diagnóstico y el tratamiento de los tumores agresivos, sugiere un estudio reciente.

En 2011, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. desaconsejó las pruebas rutinarias para el antígeno prostático específico (APE), a fin de controlar la excesiva cantidad de diagnósticos y tratamientos del cáncer de próstata. Desde entonces, las pruebas del APE se han reducido en un 28 por ciento, informan los investigadores.

"La buena noticia es que hay muchos cánceres de próstata sobre los que no nos interesa enterarnos", dijo el investigador líder, el Dr. Daniel Barocas, profesor asistente de cirugía urológica de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee.

Se trata de cánceres de bajo riesgo que no acabarán con la vida de la mayoría de los hombres, y en que el tratamiento puede resultar más nocivo que el cáncer, explicó. "Hasta ese punto, la directriz tuvo un efecto beneficioso", apuntó Barocas.

"La mala noticia es que parece que estamos obviando cánceres de riesgo entre intermedio y alto en hombres que serían elegibles para el tratamiento", lamentó. "Se trata de oportunidades perdidas para identificar y tratar la enfermedad".

El informe aparecerá en la edición de diciembre de la revista Journal of Urology.

La Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, vicepresidenta del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU., dijo que "cuando el grupo de trabajo revisó las evidencias sobre las pruebas del APE para el cáncer de próstata en 2011, encontramos que hay un beneficio potencial muy pequeño y unos daños potenciales significativos".

La mayoría de cánceres que se encuentran mediante las pruebas del APE crecen con lentitud y no representan una amenaza para la vida de la persona, explicó. "Pero ahora no hay ninguna forma de determinar qué cánceres tienen probabilidades de amenazar a la salud de un hombre, y cuáles no", dijo.

Barocas se mostró en desacuerdo.

"La política de no hacerle la prueba a nadie desaprovecha los beneficios potenciales", afirmó.

Algunos hombres tienen un riesgo alto de cáncer de próstata, y se deben hacer las pruebas, planteó. Entre ellos están los hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata, y los hombres negros.

Además, las pruebas se deben combinar con el tratamiento. El cáncer de bajo riesgo no necesita tratamiento, sino vigilancia, mientras que el cáncer de alto riesgo se debe tratar, explicó Barocas. "Esa es la solución", dijo.

Otro experto planteó un argumento distinto.

Desde 2011, cuando se publicó la directriz, se han desarrollado nuevas técnicas, como por ejemplo las IRM y las de ultrasonidos, que pueden diagnosticar el cáncer de próstata con una mayor precisión y distinguir entre los cánceres con un riesgo bajo o alto. Quizá haya que tomar en cuenta esas técnicas para modificar las directrices, dijo el Dr. Anthony D'Amico, jefe de oncología de la radiación genitourinaria del Hospital Brigham and Women's y del Instituto Oncológico Dana-Farber, en Boston.

Usando la Base de Datos Nacional del Cáncer de EE. UU., Barocas y sus colaboradores observaron el efecto de las nuevas directrices sobre los diagnósticos realizados recientemente de cáncer de próstata entre enero de 2010 y diciembre de 2012.

Los investigadores encontraron que la cantidad de diagnósticos de cáncer de próstata se redujo en más de un 12 por ciento (1,363 casos) en el mes tras la publicación del borrador de la directriz. Siguió bajando hasta un declive total de un 28 por ciento en el año tras la publicación del borrador de la directriz.

Todos los diagnósticos (para los cánceres de próstata de riesgo bajo, intermedio y alto) se redujeron de forma significativa, pero los diagnósticos del cáncer de próstata que se había propagado más allá de esa glándula no cambiaron, hallaron. Las reducciones fueron similares para todas las edades, razas, niveles de ingresos y estatus con respecto al seguro.

En el año tras la publicación de las directrices, los diagnósticos de cánceres nuevos de bajo riesgo se redujeron en casi un 38 por ciento, y siguieron declinando con mayor rapidez que los diagnósticos de cánceres más agresivos. Esto sugiere que la directriz tuvo el efecto buscado en el cáncer de bajo riesgo, dijo Barocas.

Además, los diagnósticos de cáncer de próstata se redujeron entre un 23 y un 29 por ciento en los hombres mayores de 70 años, y en un 26 por ciento en los hombres que no tenían probabilidades de vivir suficiente tiempo como para beneficiarse de un diagnóstico y un tratamiento tempranos, encontraron los investigadores.

Pero los investigadores también encontraron un descenso del 28 por ciento en los diagnósticos de cáncer de riesgo intermedio, y una reducción del 23 por ciento en los diagnósticos de cáncer de riesgo alto en el año tras la publicación de la directriz.

"Esos hallazgos son consistentes con lo que esperábamos que no sucediera", comentó D'Amico.

Es probable que los hombres contraigan un cáncer de próstata más avanzado antes de que se diagnostique, y que tengan menos probabilidades de curación, añadió. "Es una advertencia: no estamos detectando a pacientes que pueden curarse", dijo D'Amico.

Fuente: Medline Plus