Los pacientes con tumores primarios originados en el hígado, como aquellos con metástasis hepáticas, pueden someterse a una nueva técnica que podría prolongar sus posibilidades y tiempo de vida. Se trata de la cirugía hepática extrema o la regeneración hepática precoz. Estas técnicas de regeneración se utilizan para aumentar la cantidad de hígado sano que va a quedar tras la cirugía del tumor. “La cirugía hepática extrema permite una supervivencia del 30-40% a los cinco años en pacientes tumores hepáticos irresecables con técnicas convencionales, mientras que la quimioterapia por sí sola ofrece una supervivencia de uno a dos años y muy pocos enfermos alcanzan supervivencias de cinco años”, afirma el doctor Ricardo Robles Campos, cirujano del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y catedrático de Cirugía.

Estas nuevas técnicas se pueden aplicar en pacientes que tienen una gran carga tumoral y que van a necesitar una cirugía muy compleja, tanto para tumores primarios originados en el hígado, como en tumores originados en otras partes del cuerpo que dan metástasis en el hígado. “El tumor más frecuente en el que realizamos intervenciones en el hígado son las metástasis hepáticas de carcinoma colo-rectal”, explica el doctor Robles. “Hay pacientes con metástasis hepáticas de carcinoma colo-rectal que fallecen solo de la enfermedad hepática, existiendo incluso el concepto de que se habla de un tumor primario de hígado más que de una metástasis en dicho órgano proveniente de un cáncer de colon”.

Si se logra eliminar la metástasis, el paciente podría tener una larga supervivencia, pasando de tener una de dos años a llegar hasta los siete años. “La calidad de vida de los pacientes una vez recuperados de estas intervenciones suele ser buena, aunque la enfermedad puede recidivar en el 70% de los casos”, sostiene el doctor Robles Campos. “Es cierto que con las nuevas técnicas de regeneración hepática la mortalidad actualmente es mayor que con las técnicas clásicas porque se trata aún de una cirugía joven que se empezó a realizar hace tres años. Pero conforme se adquiere experiencia, la mortalidad se va reduciendo y actualmente está en torno al 8-9%, a nivel mundial. Cuando haya una mejor selección de pacientes y los cirujanos adquieran mayor destreza la mortalidad baje al 3%”.

Sin embargo, este tipo de técnicas solo pueden ofertarse a pacientes que presentan tumores hepáticos, bien sean primarios o secundarios, pero no a aquellos con tumores fuera del hígado, cuando lo recomendable es recurrir a la quimioterapia u otro tipo de intervención quirúrgica. Cuando el tumor no se puede operar, hay que hacer un trasplante del órgano, siempre y cuando se cumpliesen los criterios de trasplante.

Fuente: El Comercio