La aprobación antes de verano en Estados Unidos del primer biomarcador para detectar el cáncer de colon mediante un análisis de sangre ha avivado el debate sobre los métodos diagnósticos. El sistema que ya se comercializa se basa en encontrar una alteración del gen de la septina9. “Si está metilado [se une al gen un metilo, una especie de señal bioquímica], hay que confirmarlo con una colonoscopia”, explica Antoni Castells, del Instituto de Enfermedades Digestivas del Hospital Clínic de Barcelona. La prueba es relativamente cara (200 euros), comparado con lo que cuesta la detección de sangre en heces que se usa en España (3 euros), pero es una muestra de lo que se está avanzando. “En EE UU tiene sentido aprobarla, porque la primera prueba que se hace para detectar el cáncer colorrectal es la colonoscopia, que es mucho más cara”, dice.
No es el único intento en este sentido. El cáncer colorrectal es el más frecuente en España (se diagnostican más de 30.000 y mueren unas 14.000 personas por su causa cada año), y esto justifica todos los esfuerzos para diagnosticarlo lo más precozmente posible. Castells mismo ha presentado en el reciente congreso de la Unidad Europea de Gastroenterología sus últimos avances en este campo: una prueba que busca en la sangre unas moléculas llamadas micro-ARN. Estas pequeñas cadenas, con los mismos componentes que el material genético, “son muy estables” y actúan como “interruptores y mensajeros”, explica Castells. En su caso, ellos han encontrado una combinación de tres de estos micro-ARN que se asocia al cáncer de colon. “Son unas moléculas muy especiales, que unas veces actúan como inhibidores y otra como activadores de los oncogenes”, dice Castells.
“Hemos hecho una prueba con 200 personas, y parece que hay una correspondencia; ahora vamos a validarlo con un grupo más grande”. “De momento, parece que es una prueba sensible [los micro-ARN se alteran en cuanto aparece el tumor] y específica [no se han encontrado otras causas que produzcan estas variaciones”, afirma el investigador.
La prueba todavía está en fase de ensayos, y, por tanto, ni se comercializa ni se sabe cuánto va a costar. “Desde luego tendrá que competir con la prueba de sangre en heces”, admite el médico. Pero él cree que puede ser útil. Para ello se basa en la baja proporción de personas que se hacen controles periódicos. En España, la Alianza para la Prevención del Cáncer de Colon recomienda la prubea de heces en sangre para hombres y mujeres de 50 a 69 años (unos 11 millones), pero solo se la hacen dos millones. “Quizá con un análisis de sangre sea más fácil”, dice el médico.
Fuente: El país