Trabajo de investigadores de Salamanca publicado en la prestigiosa revista científica 'Cancer'
Investigadores de Salamanca han conseguido identificar alteraciones genéticas en el cáncer colorrectal que permiten distinguir, en el momento del diagnóstico, si un paciente desarrollará metástasis o no. La mayor parte de las muertes debidas a este tipo de tumor se producen cuando las células tumorales colonizan otros tejidos, principalmente el hígado. Por tanto, conocer con antelación si un paciente desarrollará metástasis permitirá anticipar tratamientos más específicos.
El trabajo de un amplio grupo multidisciplinar de investigación, adscrito al Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL; grupo de Cirugía y Cáncer), que incluye a cirujanos, patólogos, oncólogos y otros profesionales del Hospital Universitario de Salamanca, junto a científicos del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) y de la Universidad de Salamanca, ha sido publicado por la prestigiosa revista científica Cancer. En una investigación previa, los autores ya habían identificado alteraciones genéticas asociadas al pronóstico de la enfermedad, pero ahora, gracias a técnicas de alta resolución que mapean el 90% del ADN, han profundizado en el conocimiento de las alteraciones genéticas presentes en este tipo de tumores, de manera que “tras la cirugía ya podríamos saber si el paciente desarrollará metástasis o no”, explica a DiCYT (www.dicyt.com) José María Sayagués, uno de los responsables de la investigación.
Los científicos han identificado un “perfil genético característico y propio del cáncer colorrectal metastásico”. En concreto, han detectado pérdidas genéticas en 23 regiones cromosómicas que son claves para predecir la diseminación del tumor. Por ejemplo, la pérdida del gen TP53, conocido supresor tumoral, se asocia a un peor pronóstico. Además, en la investigación también se ha identificado la ganancia de 35 regiones cromosómicas que albergan oncogenes cuya activación contribuye al proceso neoplásico. “Los pacientes que no presentan estas alteraciones genéticas alcanzan una supervivencia media tres veces mayor”, comenta el experto. “Además, hemos identificado nuevos genes involucrados en la patogénesis de la enfermedad”, agrega.
Lo más importante es que este trabajo tiene una utilidad práctica inmediata para el oncólogo. “El tratamiento de un tumor metastásico es mucho más agresivo que el de uno que no lo es”, de forma que, analizando la información genética del paciente en el momento del diagnóstico, los especialistas pueden tomar decisiones terapéuticas más precisas.
La importancia de este estudio radica en los dos grupos de enfermos analizados. Por una parte, pacientes con un seguimiento de al menos 10 años que no habían desarrollado metástasis frente a otros que en el momento de someterse a cirugía no sólo tenían el tumor primario sino también el tumor metastásico. Una vez analizadas las diferencias genéticas entre ambos grupos, las divergencias fueron tan grandes que los investigadores están convencidos de poder identificar la posibilidad de metástasis en al menos un 70% de los casos.
Tratamiento neoadyuvante en cáncer de recto
Siguiendo esta línea de investigación, el Hospital Universitario de Salamanca también ha abordado el estudio del cáncer de recto con el objetivo de personalizar el tratamiento del paciente. Hasta ahora, un grupo específico de pacientes con cáncer de recto localmente avanzado reciben terapia neoadyuvante, es decir, tratamiento con quimioterapia antes de operarse. A los cinco meses de tratamiento, el tumor ha desaparecido entre un 5 y el 25% de los casos (respuesta completa), mientras que se mantiene igual entre el 40 y el 60% de las ocasiones e incluso llega a progresar en un 30% de los casos. Analizando los datos, “hemos visto que el grupo de pacientes que presenta una respuesta completa se caracteriza por una alteración genética a nivel del brazo p del cromosoma 1”, señala Sayagués. Ocurre exactamente lo mismo en los oligodendrogliomas (tumores cerebrales), así que este hallazgo podría ser muy importante.
Saber con antelación si un paciente va a responder o no a este tratamiento previo a la cirugía es importante por un doble motivo. En primer lugar, “si sabemos que el tratamiento no va a ser eficaz, la mejor opción es la cirugía, evitándose así que el tumor progrese”. Por otro lado, “evitaríamos los daños colaterales de un tratamiento que sabemos que no va a funcionar”. Por último, se trata de tratamientos muy caros y de una neoplasia muy prevalente, por lo que “la sanidad pública ahorraría mucho dinero en tratamientos que no aportan nada al paciente”, comenta el experto.
Fuente: Salamanca 24 horas
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