La fusión del reactor nuclear de Fukushima en marzo de 2011 tiene pocas probabilidades de generar un gran número de personas con cáncer de tiroides u otro tipo como en el accidente de Chernóbil de 1986, según han asegurado este miércoles científicos de Naciones Unidas.
Aunque muchos niños -menos de 1.000- podrían haber recibido dosis de radiación que en teoría aumentarían el riesgo de cáncer de tiroides, la probabilidad de que se desarrolle la enfermedad sigue siendo baja, ha aclarado el Comité Científico de Naciones Unidas sobre los efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR) en un nuevo estudio.
La explosión de Chernóbil envió polvo radiactivo a gran parte de Europa, mientras que la gente cercana a la planta quedó expuesta a yodo radioactivo que contaminó la leche. Aunque Fukushima ha sido el mayor desastre nuclear desde entonces, la autoridades japonesas actuaron con evacuaciones que redujeron significativamente la exposición a las sustancias radiactivas.
"No hay cambios discernibles en las futuras tasas de cáncer y enfermedades hereditarias esperadas por la exposición a la radiación por el accidente nuclear de Fukushima", ha indicado la UNSCEAR en un comunicado que acompañaba a su estudio de 300 páginas.
Pero el informe "apunta la posibilidad teórica de que pueda aumentar el riesgo de cáncer de tiroides entre el grupo de niños más expuestos a la radiación", ha precisado.
La tiroides --una glándula en el cuello que produce hormonas que regulan funciones vitales del cuerpo humano-- es la parte más expuesta debido a que el yodo radioactivo se concentra en ella. Los niños están considerados como los más vulnerables.
Según UNSCEAR, este tipo de cáncer era poco frecuente entre los niños y su riesgo normal era muy bajo. "El hecho de un gran número de cánceres de tiroides por la radiación como sucedió tras Chernóbil se puede descartar porque las dosis son sustancialmente menores", ha añadido.
Fuente: Europapress
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