El cáncer de pulmón más frecuente (el llamado microcítico o de células no pequeñas) ha pasado en apenas una década de contar únicamente con la quimioterapia a tener tres fármacos biológicos ya disponibles y al menos una decena de otros compuestos en cartera que irán llegando a los hospitales en los próximos años. Un nuevo estudio presentado esta semana en la revista The New England Journal of Medicine (NEJM) publica los primeros resultados de uno de estos medicamentos.
Esta revolución terapéutica ha sido posible gracias al descubrimiento de al menos dos dianas mutadas que permiten personalizar al máximo el tratamiento de estos pacientes: EGFR y ALK. Hoy en día, cualquier tumor de pulmón se analiza para conocer el estado de estos dos errores genéticos para determinar cual es el tratamiento más idóneo para el paciente.
En el caso de ALK, el tratamiento con crizotinib (un medicamento aprobado en España hace apenas unos meses) era hasta ahora la opción estándar después de la quimioterapia. Sin embargo, pese a las buenas respuestas que obtiene el fármaco, los pacientes acaban adquiriendo resistencias al cabo de unos siete meses y dejan de responder a la medicación.
El estudio en fase I publicado en NEJM supone la presentación en sociedad de ceritinib, un nuevo fármaco que también actúa sobre ALK y que parece funcionar tanto en los pacientes que habían recibido previamente crizotinib como en los que no. "La tasa de respuestas obtenida es muy buena y disponer de un fármaco activo para cuando aparecen resistencias a crizotinib es muy importante porque hasta ahora no teníamos otra alternativa", explica a EL MUNDO desde Ginebra Enriqueta Felip, oncóloga del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y una de las firmantes del trabajo.
Concretamente, el Vall d'Hebron aportó para este trabajo 23 pacientes de los 130 que componían la muestra total. En el 60% de los casos, la enfermedad se redujo considerablemente en las imágenes radiológicas y la supervivencia hasta que el tumor recayó se prolongó durante siete meses.
Otro dato importante del estudio, subraya la doctora -que participa estos días en el Congreso Europeo de Cáncer de Pulmón- es que esa tasa de respuestas positivas fue muy similar en los pacientes que habían recibido previamente crizotinib y en los que no. Aunque el estudio admite que el fármaco tiene ciertos efectos secundarios de tipo gastrointestinal, Felip aclara que pueden ser fácilmente manejados por los oncólogos ("por ejemplo, administrando el medicamento por la noche o reduciendo las dosis").
El cáncer de pulmón no microcítico representa más del 80% de todos los tumores de pulmón que se diagnostican en el mundo, y dentro de esta categoría se calcula que aproximadamente el 5% son ALK positivos (generalmente afecta a personas no fumadoras). En la mayoría de los casos se diagnostican ya en una fase inoperable, por lo que el tratamiento de primera línea suele ser la quimioterapia. En el caso de los pacientes con tumores ALK positivos, cuando la enfermedad progresa, el tratamiento de segunda línea hasta ahora es crizotinib (aunque ya hay estudios que lo están tratando de comparar frente a la quimioterapia como primera opción).
Lo que tendrán que determinar los trabajos a partir de ahora es cuál es la secuencia idónea de los tratamientos y qué lugar debe ocupar el nuevo fármaco, ceritinib: Si hay que esperar a que los pacientes progresen con crizotinib o se puede comenzar antes el tratamiento con ceritinib.
Pero ceretinib no es el único de los fármacos contra este tipo de cáncer de pulmón que espera en el cajón de salida para llegar hasta la clínica. Precisamente en el congreso donde participa la doctora Felip se acaban de presentar varios resultados a través de otra vía de actuación, la llamada inmunoterapia. En este caso, las protagonistas son PD1 y PDL1, dos moléculas que permiten a las células tumorales escapar a la acción del sistema inmune.
Aunque hasta ahora los compuestos antiPD1 y antiPDL1 se habían mostrado útiles sobre todo en melanoma, los datos presentados -entre otros- por Jean Charles Soria, del Instituto Gustave Roussy de París (Francia) demuestran que los tumores de pulmón también se benefician de la acción de la inmunoterapia.
Fuente: el mundo
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