El cáncer de mama es el tumor que acarrea mayor mortalidad entre las mujeres costarricenses: 113 muertes por cada millón de habitantes. Al año, se diagnostican 1.000 casos de este mal en el país.
Entre las pacientes estadounidenses que sobreviven un primer cáncer, las cifras muestran un riesgo elevado de desarrollar un tumor en el otro seno hasta una de cada seis pacientes.
Según esta estadística, entre un 10 y un 20% de estas mujeres se someten a mastectomías preventivas (extirpación del seno).
Ahora, un tratamiento puesto a prueba en roedores demostró reducir este riesgo hasta tres veces.
Se trata de la aplicación de dosis moderadas de rayos X en el seno que no está siendo tratado por cáncer, detallan los expertos.
Esto se hace porque el otro seno poseería células precancerosas que no son detectadas a la hora del primer diagnóstico.
Según David Brenner, director del Centro de Investigación en Radiología de la Universidad de Columbia, un estudio anterior demostró que una dosis adecuada de radiación podría eliminar células precancerosas, pero que, por el contrario, una dosis muy elevada podría producir más de ellas.
Para él, lo más importante fue lograr un balance en la dosis de radiación utilizada.
Metodología. El nuevo estudio utilizó ratones transgénicos con predisposición a desarrollar cáncer de seno. Los investigadores protegieron la mitad del cuerpo de cada ratón de la radiación utilizando un escudo de plomo.
Las glándulas mamarias expuestas a los rayos X desarrollaron menos tumores que las glándulas protegidas. Así, la incidencia del cáncer se redujo entre 2 y 3 veces, según el nivel de radiación.
Los autores teorizan que este tratamiento profiláctico o preventivo podría aplicarse de manera diferenciada.
Para los tumores asociados con estrógeno, los rayos X deberían acompañarse de fármacos quimioprofilácticos como tamoxifeno, mientras que para el resto la radiación debería bastar. Pero para probar esto, los investigadores planean llevar a cabo un estudio clínico en humanos.
Expertos del Centro Médico de la Universidad de Columbia en EE. UU. llevaron a cabo esta investigación.
El próximo estudio de este centro analizará el efecto de este tratamiento en roedores con mutaciones en los genes BRACA1 y BRACA2, que los hacen más susceptibles a desarrollar cáncer de mama.
Fuente: La Nación
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