El tratamiento con acupuntura auténtica o falsa alivia los sofocos y otros efectos secundarios originados por la quimioterapia que se usa para combatir el cáncer de mama, según un estudio que publica la revista «Cancer».
Los investigadores del Centro Greenebaum del Cáncer, de la Universidad de Maryland, y del Centro Kimmel de Cáncer, de la Universidad Johns Hopkins, se propusieron aclarar si la acupuntura podía reducir la gravedad de los efectos secundarios vinculados con los inhibidores de aromatasa.
Estos compuestos, que se usan para impedir que el cáncer de mama reaparezca después de la cirugía, bloquean la síntesis de la hormona estrógeno en las pacientes posmenopáusicas y por ello pueden causar sofocos de moderados a graves, similares a los que se experimentan durante la menopausia, y problemas en los músculos y los huesos.
Para su estudio, los investigadores analizaron a 47 mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama con receptor positivo de hormona, en las fases 0 a III, que habían recibido la quimioterapia al menos un mes. A las pacientes se les asignó al azar recibir ocho semanas de acupuntura, auténtica o falsa. Veintitrés pacientes recibieron acupuntura real y 24 tuvieron acupuntura que no era auténtica. Además, los investigadores recogieron la información registrada por las participantes en notas diarias sobre sofocos desde el comienzo del estudio hasta la décimo segunda semana. Otros cuestionarios se refirieron a síntomas de menopausia, estados de ánimo, calidad del sueño, depresión, ansiedad y calidad de la vida, recopilados al comienzo del estudio, y cuatro, ocho y doce semanas más tarde.
Mejora de la depresión
Entre las mujeres que recibieron acupuntura real los investigadores hallaron mejoras estadísticamente significativas en cuanto a la depresión, la gravedad y frecuencia de los sofocos, la interferencia de estos en la vida cotidiana y otros síntomas de la menopausia.
Entre quienes tuvieron un tratamiento de acupuntura falsa los investigadores descubrieron mejoras estadísticamente significativas en la calidad de vida, la interferencia cotidiana de los sofocos, y los síntomas menopáusicos.
En el grupo con acupuntura real y el grupo con acupuntura falsa, las mujeres constataron una reducción promedio de la gravedad de los sofocos del 31 al 54 por ciento, respectivamente.
Para comparar los efectos de las sesiones de acupuntura real con los de acupuntura falsa, el equipo usó agujas retráctiles, que no penetran, puestas en catorce sitios de la piel entre los puntos que se emplean en la acupuntura real. Las agujas no penetrantes producen la sensación de un pinchazo en la piel de manera que las mujeres no podían saber si recibían tratamiento real o no.
Fuente: ABC
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