Quizás dentro de no muchos años, cuando un paciente con cáncer entre en la consulta, su oncólogo no le pregunte en qué tejido tiene el tumor. Es posible también que los pacientes con tumores de pulmón sean tratados con los mismos medicamentos que otros afectados con cáncer de mama o de próstata. Porque cada vez más evidencias señalan que la huella genómica del tumor, sus mutaciones, importan más que el tejido en el que se origina.
La última de estas pruebas procede de un ambicioso proyecto internacional, el Atlas del Genoma del Cáncer (TCGA, según sus siglas en inglés), 18 de cuyos estudios científicos van a ver la luz próximamente en varias revistas científicas, incluidos cuatro de ellos recién publicados en 'Nature Genetics'.
Tras analizar 3.000 muestras procedentes de pacientes con 12 tipos de cáncer diferentes, investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (EEUU) y otras instituciones, lideradadas todas ellas por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), acaban de ratificar algo que ya se venía observando en trabajos previos: tumores originados en tejidos muy diferentes comparten más características genéticas de lo que se podía sospechar hace unos años.
Como explican los autores en un comunicado, la amplitud de la muestra y la tecnología empleada ha permitido conocer los 'fallos' originales de muchos de estos tumores con un detalle desconocido hasta ahora.
"En futuros ensayos clínicos, pacientes con un determinado subtipo de cáncer de endometrio, por ejemplo, podrían ser tratados con la misma terapia que algunas personas con una variedad de cáncer de pulmón", explica el doctor Chris Sander, uno de los principales firmantes del estudio que se acaba de liberar.
Por su parte, Josh Stuart investigador de la Universidad de Santa Cruz (California, EEUU) y autor de un comentario en la misma revista, señala que descubrir las similitudes que comparten tumores originados en diferentes tejidos puede tener importantísimas implicaciones de cara al futuro. Muchas de ellas en materia de tratamientos, pero no sólo. "Los oncólogos podrían aplicar todo lo que saben sobre el cáncer de cabeza y cuello al 10% de los tumores de vejiga que comparten las mismas características", sugiere como ejemplo.
El Atlas del Genoma del Cáncer está analizando el genoma completo de 20 tipos de cáncer diferentes, realizando el perfil molecular a partir de cientos de miles de muestras de pacientes (en España, por ejemplo, se descifra el genoma de la leucemia). Con los datos de los 12 primeros tipos de tumores analizados sobre la mesa, los investigadores explican que el tejido en el que se origina el cáncer tiene su importancia y 'aporta' una serie de mutaciones y señales importantes para el tumor. Sin embargo, no son las únicas, y tampoco las imprescindibles.
De hecho, hasta ahora se hablaba de mutaciones 'conductoras' del cáncer, claves en el origen y persistencia de las células malignas; pero también existen otras mutaciones menos importantes, las llamadas 'pasajeras'. Este nuevo análisis ha permitido descubrir un tercer grupo de mutaciones que también tienen su importancia y que tienen que ver con el modo en que el ADN de las células se 'empaqueta' en los cromosomas.
Concretamente, otro de los estudios ha detectado 'errores' en 104 regiones que nunca antes se habían relacionado con el cáncer y que están implicados en ese proceso de 'empaquetar' la información genética en los cromosomas. "Hay muchos modos de 'embrollar' esta información y hasta ahora las mutaciones parecían aleatorias, pero ahora tenemos suficiente información para que ver que éste es un elemento importante en muchos de estos tumores", explica Stuart en una nota de prensa.
Fuente: Elmundo.es
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