La chachacoma crece a más de 3.700 m de altura y era usada para tratar síntomas del mal de altura. Expertos chilenos probaron, en laboratorio, que es capaz de destruir celúlas cancerígenas en forma selectiva.
La chachacoma (senecio graveolens) es un arbusto que crece a más de 3.700 metros sobre el nivel del mar, en el altiplano. Puede medir hasta 50 centímetros de alto, es ramoso y muy fragante y ha sido utilizado durante siglos por las poblaciones indígenas para contrarrestar los efectos de la puna o mal de altura. Eso a nivel de hojas, porque a nivel químico tiene propiedades anticancerígenas y antimicrobianas.
Así lo señala un equipo de investigadores liderado por Carlos Echiburú, biólogo del Centro de Investigaciones en el Hombre en el Desierto (CIHDE) y compuesto por especialistas de distintas disciplinas y universidades chilenas, además de la U. de Arizona, en Estados Unidos, quienes estudian los compuestos de la planta y la probaron in vitro en distintos tejidos de cáncer mamario.
En ellos, probaron que el extracto crudo de la especie puede eliminar células cancerígenas, dejando vivas un alto porcentaje de las células sanas. “Aplicamos el extracto y deja viables al menos el 75% de las células control, eso es bueno en una sustancia que a futuro queremos que sea farmacológica.
Ese efecto se pronuncia aún más en condiciones de bajas concentraciones de oxígeno”, explica Echiburú.
Tras dos años de trabajo, en los que probaron la capacidad del compuesto de destruir células en diferentes tejidos con cáncer, lograron los mejores resultados en el carcinoma ductal, asociado al tipo más común de cáncer de mama.
Aunque aún están en una etapa temprana de estudio, el equipo ya presentó una solicitud de patente para un futuro uso farmacéutico.
Antes de convertirla en medicamento, la idea es determinar qué mecanismos gatilla el compuesto en el ciclo celular. Una de las posibilidades es la facultad que tendría de inducir la autofagia en la célula; es decir, lograr que esta se coma a sí misma, logrando su destrucción.
Tras el fin de proyecto -que cuenta con financiamiento Conicyt hasta octubre de 2014- pretenden realizar estudios in vivo, en ratas, durante 2015.
Fuente: La Tercera.com