Investigadores del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas demostraron que la inmunoterapia anti-PD-L1 en combinación con la terapia dirigida a mutaciones prolongaba la supervivencia global (SG) en pacientes con carcinoma anaplásico de tiroides (ATC).
Los resultados del estudio monocéntrico de fase II se publican hoy en JAMAOncology.
En el ensayo participaron 42 pacientes de tres cohortes para evaluar la terapia dirigida con mutación y el inhibidor de los puntos de control inmunitario atezolizumab.
La mediana de la SG en todas las cohortes fue de 19 meses, lo que se compara favorablemente con la SG histórica de cinco meses para los pacientes con ATC.
La SG más larga entre las cohortes fue de 43,2 meses en pacientes con mutaciones BRAFV600E, la SG más larga publicada hasta la fecha para la terapia sistemática en ATC.
«Los pacientes con carcinoma anaplásico de tiroides necesitan tratamientos que funcionen con rapidez, y vimos resultados prometedores con este enfoque de tratamiento combinado. La conclusión de este estudio es que la inmunoterapia realmente aporta beneficios a los pacientes», afirmó la investigadora principal, la Dra. María Cabanillas, catedrática de Neoplasia Endocrina y Trastornos Hormonales.
«Basándonos en estos hallazgos, actualmente utilizamos esta combinación como nuestro tratamiento estándar en el MD Anderson para pacientes con ATC y mutaciones BRAF».
El carcinoma anaplásico de tiroides es un tumor maligno poco frecuente y muy agresivo con un pronóstico muy desfavorable.
El ATC suele desarrollarse a partir de subtipos diferenciados de cáncer de tiroides, como el carcinoma papilar y el folicular de tiroides, y cada subtipo tiene mutaciones impulsoras distintas que pueden influir en el comportamiento y la progresión del tumor.
Las mutaciones en BRAF tienen implicaciones terapéuticas y pronósticas y se observan en el 40% de los pacientes con cáncer de tiroides.
El ensayo incluyó a 18 pacientes con ATC mutado en BRAF en la cohorte 1, que recibieron tratamiento con atezolizumab más la combinación de terapia dirigida de vemurafenib y cobimetinib.
La mediana de SG fue de 43,2 meses con una tasa de respuesta objetiva (ORR) del 50%.
La cohorte 2 reclutó a 21 pacientes con mutaciones RAS (NRAS, KRAS o HRAS) o NF1/2 para el tratamiento con cobimetinib más atezolizumab.
La combinación logró una mediana de SG de 8,7 meses y una ORR del 14%.
La cohorte 3 incluyó a tres pacientes con ATC sin ninguna de las mutaciones mencionadas que recibieron bevacizumab más atezolizumab.
La mediana de la SG fue de 6,21 meses y la ORR del 33%.
Este ensayo también es notable, ya que históricamente ha sido difícil inscribir a pacientes con ATC en ensayos clínicos, explicó Cabanillas.
Este estudio tenía unos criterios de entrada más permisivos que contribuyeron al éxito de la inscripción de 42 pacientes a lo largo de cuatro años.
Por ejemplo, el ensayo permitió que los pacientes siguieran recibiendo quimioterapia durante el cribado, dado el potencial de progresión rápida de la enfermedad.
Además, el estudio permitió que los pacientes se administraran los fármacos por vía oral a través de una sonda de alimentación utilizando formulaciones alternativas.
Los investigadores observaron efectos secundarios que eran de esperar basándose en ensayos anteriores con estos fármacos.
Entre los efectos adversos más frecuentes en todas las cohortes se encontraban la fatiga, la linfopenia, la diarrea y la anemia.
Hubo efectos secundarios graves notables en unos pocos pacientes, incluidas perforaciones colónicas y esofágicas.
«No existen terapias aprobadas y eficaces para el ATC con mutaciones no BRAF, y seguimos centrando nuestra investigación en ese ámbito», afirmó Cabanillas.
«Trabajamos para optimizar los resultados de nuestros pacientes. Queremos que vivan más y mejor, y este estudio ofrece esperanza a los pacientes con ATC.»
Las limitaciones de este estudio incluyen la ausencia de un brazo controlado, lo que supone un reto en los ensayos de tumores raros, así como la aceptación de la radiación y la cirugía para extirpar el tumor primario, que pueden haber contribuido a la mejora de la supervivencia.
Sin embargo, los investigadores sostienen que los futuros ensayos clínicos de ATC deberían diseñarse de forma que permitan la cirugía, ya que puede haber contribuido a la mejora de los resultados de supervivencia en este estudio.
El estudio contó con el apoyo de Genentech, la Iniciativa de Tumores Raros del MD Anderson como parte del programa STRIDE (Iniciativa de Investigación Estratégica para el Desarrollo) de la institución, y de los Institutos Nacionales de Salud (CA016672).
Encontrará una lista completa de agradecimientos, autores colaboradores y sus declaraciones aquí.
Fuente: Centro Oncológico M. D. Anderson de la Universidad de Texas
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