Las niñas con enfermedades mentales o trastornos del neurodesarrollo tienen menos probabilidades que sus compañeras de vacunarse contra el VPH, que protege contra un futuro cáncer de cuello de útero.
Esto es según un nuevo estudio de registro del Karolinska Institutet de Suecia publicado en The Lancet Public Health.
En el estudio participaron más de 115.000 niñas cubiertas por el programa sueco de vacunación escolar contra el virus del papiloma humano (VPH).
La vacuna, que previene, entre otras cosas, el cáncer de cuello de útero, se ofrece a todos los niños de Suecia y la administran los servicios sanitarios escolares.
Diferencias significativas
Los investigadores encontraron diferencias significativas al examinar la asociación entre la cobertura de vacunación y los diagnósticos psiquiátricos o el uso de medicamentos psicotrópicos.
Las niñas con diagnósticos psiquiátricos tenían una cobertura de vacunación de la primera dosis de la vacuna contra el VPH un 11% inferior a la de las niñas de la misma edad sin tales diagnósticos.
La diferencia fue especialmente pronunciada entre las niñas con autismo o discapacidad intelectual, que tuvieron una cobertura de vacunación más de un 20% inferior.
Las niñas que recibían medicación para afecciones mentales tenían una cobertura de vacunación un 7% inferior, pero las cifras variaban significativamente en función del tipo de medicación prescrita.
Entre las niñas que recibían medicación antipsicótica, la cobertura de vacunación era hasta un 32% inferior en comparación con las niñas de la misma edad sin dicha medicación.
Garantizar la equidad sanitaria
«Nuestro estudio subraya la necesidad de intervenciones específicas para garantizar una atención sanitaria equitativa para todos los niños», afirma Kejia Hu, investigadora postdoctoral del Instituto de Medicina Medioambiental del Karolinska Institutet.
«Todas las niñas deberían tener el mismo acceso a las vacunas que salvan vidas, independientemente de su estado de salud mental».
Por el contrario, las niñas con diagnósticos psiquiátricos o enfermedades mentales que recibieron la primera dosis de la vacuna tenían las mismas probabilidades que sus compañeras de recibir la segunda dosis de la vacuna, que se administra en el plazo de un año desde la primera dosis.
Además, las condiciones de salud mental de los padres no influyeron significativamente en la cobertura de vacunación de sus hijas.
Encontrar las causas subyacentes
«Es necesario investigar más para averiguar las razones subyacentes por las que se vacuna contra el VPH a un menor número de niñas con enfermedades mentales o afecciones neuropsiquiátricas, de modo que podamos afrontar este reto», afirma Karin Sundström, investigadora principal del Centro para la Eliminación del Cáncer de Cuello de Útero del Departamento de Ciencia Clínica, Intervención y Tecnología del Karolinska Institutet.
El estudio fue financiado principalmente por la Sociedad Sueca contra el Cáncer. Karin Sundström ha recibido becas de investigación, honorarios de consultoría, pagos por presentaciones y ayudas para viajes de la empresa farmacéutica Merck.
Otros dos coautores han recibido financiación para investigación de empresas farmacéuticas. Consulte el artículo científico para obtener una lista completa de los posibles conflictos de intereses.
Fuente: Instituto Karolinska