La era de la digitalización ha traído a los ciudadanos una enorme caudal de información, también de salud y además por múltiples vías, redes sociales, internet, programas de televisión, grupos de ayuda etc. Ello explica que los pacientes acudan a consulta ilustrados sobre aquello que les aqueja. Esperan de su especialista no solo un juicio clínico, sino también casi una clase magistral sobre su patología.

Surge la figura del paciente empoderado que establece una conversación versada con el médico, planteándole dudas de diversa índole, sobre opciones de tratamientos, casos clínicos de cualquier parte del mundo, referencias de investigación en hospitales punteros… A la par que el paciente se empodera, el médico no deja de estudiar para estar a la altura que se espera de él. Además, el médico tiene que convertirse enel “asesor” que valide la información que ha obtenido el paciente, no siempre en los lugares mas adecuados.

Por todo ello, el papel de la comunicación es hoy más que nunca incuestionable. No solo hay que tener conocimientos sino hay que saber transmitirlos. Con un lenguaje accesible, no por ello menos científico. Aplicando tanto la comunicación verbal como la gestual.

No es posible comunicar que se padece cáncer sin levantar la cabeza del ordenador.

Comunicar con empatía, acompañando al paciente además de como especialista, como ser humano, resulta crucial en enfermedades oncológicas. Comunicación y acompañamiento que ha de trascender al propio paciente, también debe incluir a su familia. Porque la meta no está solo en el quirófano, se requieren tratamientos de quimioterapia o radioterapia u otros tras la extirpación del tumor si procede.

Además los controles de evaluación y seguimiento que exigen al paciente y a “su equipo” estar preparados para una carrera de fondo a la orden del que se presume el mejor entrenador, su médico.

Dr. Carlos Royo Sánchez

Presidente de la Comisión de Salud Digital de AMETIC, Madrid, España