Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en San Luis, sugiere que un enfoque innovador para tratar los tumores óseos, consistente en privar a las células cancerosas de la energía que necesitan para crecer, podría constituir un día una alternativa a un fármaco de quimioterapia de uso habitual sin riesgo de efectos secundarios graves.
Louis. Estudiando células cancerosas humanas y ratones, los investigadores afirman que una combinación de dos fármacos dirigidos a las fuentes de energía de un tumor podría ser tan eficaz y menos tóxica que el metotrexato, un fármaco de quimioterapia utilizado desde hace tiempo y que suele administrarse en dosis elevadas para tratar el osteosarcoma, un cáncer óseo.
El estudio aparece en la revista Cell Reports.
El osteosarcoma es el tumor óseo más frecuente en adultos y niños.
Representa alrededor del 4% de todos los cánceres pediátricos y más de la mitad de todos los cánceres óseos pediátricos.
El tratamiento estándar del osteosarcoma incluye cirugía, radioterapia y un cóctel de fármacos quimioterapéuticos que incluye altas dosis de metotrexato, que puede causar daños en el hígado y los riñones.
"Nos interesa desarrollar terapias que eliminen las células cancerosas sin dañar las sanas, evitando así los efectos secundarios, a veces graves, de la quimioterapia tradicional", explica el autor principal, el doctor Brian Van Tine, profesor asociado de medicina. "En dosis elevadas, el metotrexato puede provocar insuficiencia hepática y la necesidad de diálisis renal. Nos gustaría eliminar el metotrexato de este régimen y sustituirlo por una terapia metabólica dirigida que acorte el tratamiento, reduzca los efectos secundarios y elimine potencialmente la necesidad de múltiples hospitalizaciones."
Los investigadores estudiaron un fármaco en fase de investigación denominado NCT-503, miembro de una clase relativamente nueva de fármacos denominados inhibidores de la PHGDH que han cobrado interés como posibles terapias metabólicas para el cáncer.
Las terapias metabólicas se dirigen a las reacciones químicas que las células cancerosas realizan para mantener la vida.
El inhibidor de mTORC1 se llama perhexilina y se utiliza desde los años 70 para tratar la angina de pecho.
Más recientemente, se ha investigado como tratamiento de ciertos tipos de insuficiencia cardíaca.
Los investigadores estudiaron ratones implantados con tumores de osteosarcoma humano.
En los ratones que recibieron el fármaco solo o un tratamiento de control, los tumores aumentaron de volumen en casi un 800% en menos de 30 días.
En cambio, en los ratones que recibieron la combinación de dos fármacos, los tumores aumentaron de volumen sólo un 75% en 30 días.
"Todavía estamos trabajando para optimizar estos tratamientos farmacológicos, pero esperamos poder llevar estos hallazgos a un ensayo clínico", dijo Van Tine. "En el futuro, nos gustaría añadir más terapias metabólicas para que un día podamos eliminar el resto de los fármacos de quimioterapia que seguirán recibiendo estos pacientes. El objetivo final es transformar la terapia yendo a por las propiedades metabólicas inherentes al osteosarcoma y alejándonos de los fármacos clásicos que dañan todo el organismo."
Fuente: Washington University School of Medicine
Este fármaco en fase de investigación impide a las células cancerosas fabricar el aminoácido serina, una fuente de energía que alimenta el crecimiento del cáncer.
La pérdida de producción de serina detiene la división celular, pero no mata a las células cancerosas.
Por desgracia, las células del osteosarcoma pueden adaptarse rápidamente y recurrir a otra fuente de energía, explica Van Tine, oncólogo que trata a pacientes del programa de Sarcoma en Adolescentes y Adultos Jóvenes del Centro Oncológico Siteman del Hospital Barnes-Jewish y del Siteman Kids del Hospital Infantil de San Luis, ambos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.
Al estudiar las células que se adaptan al tratamiento con este fármaco, los investigadores revelaron una forma en que el metabolismo de las células cambia para intentar quemar otro tipo de combustible.
Sin serina, la célula del osteosarcoma no puede realizar su ciclo metabólico típico, por lo que se acumulan partes de ese ciclo.
La acumulación de estos componentes celulares -que incluyen grasas, otros aminoácidos y productos de desecho- activa entonces una molécula central de señalización metabólica llamada mTORC1.
La activación de mTORC1 indica a la célula que empiece a quemar todos los productos acumulados.
Así, los investigadores añadieron un segundo fármaco que bloquea mTORC1.
Al no disponer de serina ni de la fuente de combustible secundaria, las células cancerosas se quedaron sin energía y murieron.
"Cuando añadimos un inhibidor de mTORC1, de repente pudimos controlar el crecimiento de los tumores en ratones durante un periodo de tiempo prolongado, mucho más allá del momento en que las células se adaptarían al tratamiento con cualquiera de los dos fármacos por separado", afirma la primera autora, la doctora Richa Rathore, que acaba de terminar sus estudios de doctorado en el laboratorio de Van Tine.
El inhibidor de mTORC1 se llama perhexilina y se utiliza desde los años 70 para tratar la angina de pecho.
Más recientemente, se ha investigado como tratamiento de ciertos tipos de insuficiencia cardíaca.
Los investigadores estudiaron ratones implantados con tumores de osteosarcoma humano.
En los ratones que recibieron el fármaco solo o un tratamiento de control, los tumores aumentaron de volumen en casi un 800% en menos de 30 días.
En cambio, en los ratones que recibieron la combinación de dos fármacos, los tumores aumentaron de volumen sólo un 75% en 30 días.
"Todavía estamos trabajando para optimizar estos tratamientos farmacológicos, pero esperamos poder llevar estos hallazgos a un ensayo clínico", dijo Van Tine. "En el futuro, nos gustaría añadir más terapias metabólicas para que un día podamos eliminar el resto de los fármacos de quimioterapia que seguirán recibiendo estos pacientes. El objetivo final es transformar la terapia yendo a por las propiedades metabólicas inherentes al osteosarcoma y alejándonos de los fármacos clásicos que dañan todo el organismo."
Fuente: Washington University School of Medicine
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