Investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Universidad de Oxford han descrito cómo la presencia de metástasis en el cerebro causa una disfunción cerebrovascular aguda desde las primeras etapas de la enfermedad.
El estudio, cuyo autor principal fue Manuel Sarmiento Soto, investigador de Marie Curie y miembro del Grupo de Mecanismos de Muerte Celular en Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad de Sevilla, muestra que esta alteración está causada principalmente por la activación de unas células llamadas astrocitos.
Mediante el uso de un tratamiento específico para anular esta activación, los investigadores fueron capaces de devolver el flujo cerebrovascular a niveles saludables.
Esta mejora del flujo sanguíneo alrededor de las metástasis puede limitar el deterioro neurológico asociado a la progresión de esta enfermedad y mejorar la esperanza de vida de estos pacientes, que de otro modo sería pobre.
Además, los mismos inhibidores específicos utilizados en este estudio también se utilizaron en varios ensayos clínicos en curso, un hecho que podría acortar significativamente el retraso en la transferencia de los resultados obtenidos por los investigadores de EE.UU. para su uso en la clínica.
Los astrocitos son el tipo de célula más abundante en el sistema nervioso central.
Una de sus funciones críticas es proteger las neuronas, asegurando así un suministro adecuado de nutrientes del flujo sanguíneo.
Como órgano, el cerebro consume altos niveles de energía.
Cualquier fallo en el suministro de sangre a cualquier región del cerebro podría causar daños irreversibles que llevarían a la aparición de diversas patologías como la enfermedad de Alzheimer, Parkinson o incluso la muerte.
El papel clave que juegan los astrocitos en la metástasis cerebral ha sido ampliamente demostrado.
Por ejemplo, en el caso específico de las metástasis cerebrales del cáncer de mama, cuando las células tumorales llegan al cerebro producen una activación significativa de los astrocitos que provoca una desregulación del flujo sanguíneo aferente.
Esto provoca una disminución de la perfusión cerebral en las zonas adyacentes a las metástasis cerebrales, con el consiguiente daño que esta disminución podría causar a las neuronas y otras células cerebrales.
Fuente: UNIVERSIDAD DE SEVILLA