Investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, están probando en ratones una técnica en la cual se asocia una corriente eléctrica de baja intensidad con una fórmula que contiene fármacos quimioterapéuticos nanoencapsulados para el tratamiento del cáncer de piel.
"Uno de los retos en este tipo de tratamiento tópico consiste en hacer que el fármaco logre atravesar la capa córnea, que es el estrato más superficial de la piel, compuesto básicamente por células muertas. Ésta constituye una importante barrera del tejido contra la entrada de microorganismos, pero también dificulta la penetración de medicamentos", explicó Renata Fonseca Vianna Lopez, docente de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de Ribeirão Preto (FCFRP-USP).
La aplicación de una corriente unidireccional de baja intensidad es una de las formas de hacer que ciertas sustancias químicas atraviesen la piel, al empujárselas hasta la circulación mediante la aplicación de un campo eléctrico. A esta técnica se la conoce con el nombre de iontoforesis.
Sin embargo, en el caso del cáncer de piel, la intención no es que el fármaco atraviese todo el tejido y llegue a la sangre, sino que se concentre en la zona situada debajo de la capa córnea que requiere tratamiento. Ésta es la razón por la cual, en el trabajo coordinado por Fonseca Vianna Lopez, se optó por poner el quimioterapéutico dentro de nanopartículas. Este trabajo se lleva adelante en el marco de un Proyecto Temático que cuenta con el apoyo de la FAPESP.
Los investigadores indujeron en los animales la formación de un tumor de tipo carcinoma de células escamosas -uno de los tipos más frecuentes de cáncer de piel- mediante una inyección subcutánea de células tumorales humanas que sobreexpresan el gen EGFR (receptor del factor de crecimiento epidérmico, por sus siglas en inglés). La presencia de esta proteína, según explicó Fonseca Vianna Lopez, vuelve al tumor más agresivo.
El tratamiento se realizó con una fórmula que contenía el quimioterapéutico 5-fluorouracil encapsulado en una nanopartícula (liposoma) funcionalizada con un anticuerpo anti-EGFR. Las células malignas son capaces de capturar una mayor cantidad del fármaco encapsulado en esos liposomas.
A algunos de los roedores se les aplicó la fórmula en los tumores mediante inyecciones subcutáneas, en tanto que a otros se les hicieron aplicaciones tópicas asociadas con iontoforesis.
El grupo al que se le aplicó la fórmula asociada con iontoforesis exhibió una reducción tumoral significativamente mayor con relación al grupo al que se le aplicó por vía inyectable.
"Además de reducir el tamaño del tumor, el tratamiento tópico lo dejó menos agresivo. Creemos que este método asociado con la iontoforesis permite que el fármaco se disperse por toda el área tumoral, en tanto que en la aplicación subcutánea el mismo queda concentrada en un sólo lugar", sostuvo Fonseca Vianna Lopez.
Una técnica versátil
En otro trabajo, el grupo de Fonseca Vianna Lopez empleó un tipo de nanopartícula polimérica -más rígida- con el antiinflamatorio dexametasona asociado a la iontoforesis en el tratamiento de una uveítis, una inflamación del tejido ocular. Los resultados, dados a conocer en 2015 en Journal of Controlled Release, son producto de la tesis doctoral de Joel Gonçalves Souza, ganador del premio Capes de Tesis del área de Farmacia en 2015.
"Cuando aplicamos el medicamento directamente en el ojo, se lo elimina rápidamente a través de mecanismos de defensa como el drenaje lacrimal. Con el método de aplicación asociado a la iontoforesis, logramos una mayor penetración y mejores resultados", comentó Fonseca Vianna Lopez.
Actualmente, y en el marco del doctorado de Camila Lemos, el grupo pretende poner a prueba un método en el cual se emplea la iontoforesis para el tratamiento de heridas crónicas como las que se desarrollen en portadores de diabetes.
"En este caso, no tenemos la barrera de la capa córnea. Usamos la iontoforesis para evaluar su influencia en la liberación de la sustancia de interés para una fórmula y para investigar su efecto en el crecimiento de microorganismos", explicó Fonseca Vianna Lopez.
La estrategia consiste en poner un péptido con acción antiinflamatoria sobre una película de fibras extraídas de capullos de gusano de seda (fibroína). Se aplica esa película sobre la herida como un apósito, y sobre ella se aplica a su vez la corriente eléctrica.
"Cuando ponemos el péptido directamente sobre la herida, éste se degrada muy rápidamente. En tanto, en la película, la liberación transcurre en forma lenta y sostenida. La iontoforesis permite que se libere una gran cantidad de péptidos presentes en la película desde el comienzo del tratamiento, y con ello, que se acelere la cicatrización", explicó la investigadora.
Asimismo, según comentó Fonseca Vianna Lopez, resultados preliminares sugieren que la iontoforesis también interrumpe la proliferación de algunos tipos de microorganismos (específicamente las bacterias grampositivas) que pueden agravar la lesión.
Fuente: Eurekalert